Recogimiento, calidez, elegancia.
El recorrido comienza en una primera estancia donde se busca generar una sensación de profundidad y riqueza visual. Un gris azulado profundo —envolvente, sofisticado— recorre paredes, techos y mobiliario, generando una atmósfera de intimidad y calidez. Esta gama cromática, aplicada de forma continua, aporta profundidad y cohesión, preparando al visitante para la transición hacia el siguiente espacio: un comedor donde la luz y los tejidos cobran protagonismo con una nueva intensidad.
Diseñado para compartir, este comedor encarna el sueño del perfecto anfitrión: un espacio que invite a encuentros inolvidables, a detener el tiempo en torno a una mesa vestida con mimo, donde cada elemento dialoga con el conjunto y celebra el arte de recibir.